sábado, 22 de julio de 2017

¿Es la de Schubert la música para la vejez?



¿Es la de Schubert la música para la vejez?

Recuerdo haber leído a Francoise Dolto, ya su vida muy avanzada (como la mía ahora) que no podía con los últimos Cuartetos de Beethoven y que se refugiaba en la música de cámara de Schubert. El recuerdo me ha venido a la cabeza escuchando esta noche su extraordinario Quinteto D956, en la antológica version de Casals, Stern, Tortelier etc., grabado en el Festival de Prades el año 1952 (6,92 € en Amazon). El último movimiento es deliciosamente abismal…con una lucecita al fondo.

Con Dolto en la cabeza mi cerebro viaja a Beethoven. Algunas de sus últimas obras son abismales. Pero, sin lucecita. Pienso en la Gran Fuga, el adagio del Hammerklavier, el primer movimiento de la 9ª Sinfonía, con ese arranque de Furtwängler en la reinauguración del Festival de Baureuth el año 1951. Incluso el cuarteto nº 14, opus 131 (que sirvió de base musical para una conmovedora película, “El último concierto”), quizás el más bello de todos sus cuartetos. Músicas que no se puede escuchar “de fondo” porque inquietan, interpelan, incluso acongojan. Es cierto que tampoco se puede escuchar de fondo el Quinteto D 956 o sus tres últimas piezas para piano D.946, sobre todo la segunda. Pero no te acongojan. Son como dardos que te clavan en la butaca, ante su intimidad, su belleza, como la de la sonrisa, o más aún, la mirada de una chica que te hipnotiza, ante lo que solamente eres capaz de expresar ¡cómo se puede ser tan bella, tan bonita! De Beethoven se puede decir eso de su sinfonía pastoral (salvo la tormenta), en la fugaz melodía del tercer movimiento de la 9ª, etc., etc. En Schubert es casi una constante, aunque el segundo movimiento de la Incompleta se la trae, asi como algún que otro líder.


Pero creo que tiene razón Dolto: a la vejez le va mejor Schubert que Beethoven…aunque yo no pienso renunciar, por ahora al menos, a su música. Últimos cuartetos incluidos.

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