viernes, 13 de diciembre de 2013

Intercambio Epistolar, a través de "Vida Nueva" con Fernando García de Cortázar


 

 

Intercambio Epistolar, a través de VIDA NUEVA con Fernando García de Cortázar

 

  1. Artículo de FGC “La sal del infierno”
  2. Mi respuesta completa enviada el 13 de noviembre 
  3. Acuse de recibo del director de Vida Nueva, Juan Rubio a mi Carta
  4. Respuesta de Javier Elzo a Juan Rubio, a vuelta de correo, con una segunda redacción de respuesta a FGC más corta
  5. Segunda carta de Javier Elzo, acortada, respondiendo a FGC
  6. Ante el silencio de VIDA NUEVA y tras constatar que no publican mi carta de respuesta subo el tema a mi blog que titulo ”Con dolor me censuran en VIDA Nueva”
  7. Intercambio en correo electrónico con el Director de Vida Nueva
  8. Respuesta de FGC a mi texto publicado en VIDA NUEVA
  9. Respuesta de Javier Elzo enviada al Director de Vida Nueva, en referencia a la respuesta de FGC a mi primer texto
  10. El Director de Vida Nueva da por zanjada la publicación del tema en Vida Nueva y decide enviar mi respuesta a FGC

 

 

1.

 

La sal del infierno Publicado el 08.11.2013 en Vida Nueva

 

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR | Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto

 

“No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas…”.

 

Por nuestro sentido de la dignidad de la persona, por nuestro compromiso con la libertad del hombre, porque no podemos afirmar nuestra fe sin ejercer la caridad, los cristianos somos la sal de la tierra. O hemos sido requeridos para serlo por las palabras fundacionales de Jesús. Y, con nosotros también, las gentes de buena voluntad, llamadas así por Cristo, las que hacen de la existencia el propósito de vivir un gran proyecto que a todos nos atañe. Ese es el don de la alegría que se nos ha concedido, esa es la obligación de sembrar felicidad en la tierra, como exigencia de nuestra fe.

 

San Pablo, en su carta a los Efesios, recordaba que los cristianos irrumpimos en un mundo que, a pesar de los dioses, carecía de Dios. Entramos en un universo sombrío en el que brillan las falsas luces del fanatismo y los rituales desalmados, al que, sin embargo, aportamos un mensaje de esperanza identificada con la fe, no solo en la vida trascendente que se prometía, sino en la naturaleza del hombre que el Evangelio proclamaba. La de su imagen a semejanza del Creador, su existencia libre y responsable de su salvación, su inviolable dignidad, su esencia universal. La excelencia del cristianismo no reside solo en la inmortalidad, sino en la grandeza de la persona que, hace dos mil años, la proclamó, por vez primera en la historia del hombre sobre la Tierra.

 

Jesús nunca se propuso ponernos las cosas fáciles. No iba a dejarnos en un confortable cumplimiento de liturgias rutinarias. El cristianismo es exigente porque atiende a la rica complejidad del hombre y ha de enfrentarse a los desafíos de la historia. El cristianismo no es evasión, sino liberación. No es refugio personal, sino vida entera a la intemperie en la defensa de principios que se refieren a la calidad de la existencia del ser humano. El cristianismo nunca podrá ser entendido como neutralidad, como pasiva contemplación de lo que les sucede a unos hombres que, no por casualidad, hemos llamado siempre nuestros prójimos. El cristianismo es prudencia, pero no es moderación, si por ello se entiende la farsante equidistancia, la blandura moral y la falta de coraje que se quiere disfrazar de compasión.

 

No insultaremos a quienes sufren manifestando que los asesinos liberados por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo merecen una piedad que solo corresponde a sus víctimas. En la sonrisa de los criminales liberados se acumulan los escombros de nuestro sentido de la dignidad. En su falta de arrepentimiento, en la reivindicación de su barbarie, en la insultante pretensión de defender una causa se amontonan los desperdicios de una civilización, la carroña de una cultura, las heces de un tiempo en el que se pisoteó todo aquello que el cristianismo y la herencia de dos mil años de vida occidental han creído intocable.

 

Para el cristiano, fiel a una tradición que se fundó precisamente en el carácter sagrado de la vida humana, no puede haber argumentos torcidos ni expresiones ambiguas incapaces de distinguir entre la justicia, la ley y la caridad. El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida, no porque nos falte la difícil compasión por el pecador, sino porque parece exigírsenos también la complicidad con el pecado. Solo las víctimas son, por si alguien quiere olvidarlo ahora, nuestro referente moral. Son el testimonio de nuestra esperanza. Son la sal de la tierra. Inés del Río y sus siniestros compañeros no son más que el mal que nos somete a prueba, los causantes del dolor que pone en riesgo nuestra fe, los perversos ejecutores del crimen que destruye vidas a las que se les arrebató la libertad que Cristo nos otorgó. Son el pecado del mundo. Son la sal del infierno. En el nº 2.870 de Vida Nueva.

 


 

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2. Primera respuesta de Javier Elzo

 

Carta abierta a Fernando García de Cortázar

 

Apreciado Fernando:

 

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

 

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

 

El 10 de Octubre pasado, Deusto Forum de tu Universidad de Deusto organizó una sesión titulada “Encuentros restaurativos en terrorismo”. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. Te aseguro, Fernando, que tu texto sería otro si hubieras leído, por ejemplo, lo que dicen Luis Carrasco, hoy en la cárcel por el asesinato de Juan Mari Jáuregui, Gobernador Civil de Gipuzkoa, y su viuda, Maixabel Lasa.

 

El 7 de noviembre pasado, en el mismo Deusto Forum, se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Allí conocí a Fernando Garrido, (hijo del gobernador militar de Guipúzcoa asesinado por ETA en 1985 junto a su mujer y otro hijo, hermano de Fernando) y a Asun Lasa (nada que ver con Maixabel Lasa), hermano del torturado hasta la muerte por la Guardia Civil. Los tuve enfrente en la cena posterior que, como sabes, es habitual en Deusto en estos casos, y visibilizaban que, sin renunciar a sus opciones políticas personales, le habían antepuesto el dolor y el sufrimiento de las diferentes víctimas. Salí conmovido.

 

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz, bajo el título “Los derechos humanos en tiempos de crisis”. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. No pude no evocar en mi intervención, emocionado, mi experiencia del día anterior en Deusto. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido asesinado por ETA pues que había sido su compañero en la Academia Militar) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.

 

Hablé claro. Dije lo que pensaba (había enviado previamente un texto de 30 paginas), y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

 

Fraternalmente

Javier Elzo

 

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013

Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

 

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3 Acuse de recibo del director de Vida Nueva, Juan Rubio a mi Carta

 

From: "Juan Antonio Rubio" <juan.antonio.rubio@ppc-editorial.com>
Sent: Wednesday, November 13, 2013 10:30 AM
To: <javierelzo@telefonica.net>
Subject: sobre su carta

> Apreciado Javier
>
> Me reenvia el redactor Jefe, José Lorenzo, una carta que deseas sea
> publicada en la sección de "cartas" (director.vidanueva@ppc-editorial.com)
> sobre el  articulo de Fernando Garcia de Cortázar. Con mucho gusto la
> publicamos, aunque para esa sección pudiera parecer un poco larga...Te
> rogaría, si lo consideres pertinente que, usando de tu maestría, pudieras
> resumirla un poco más. Si no pudiera ser, veríamos la forma. Ya sabes cómo
> son estas secciones.
>
> Un saludo cordial con el deseo de poder conocernos algún día.
>
> Juan RUBIO
> Director de Vida Nueva=

 

4. Respuesta de Javier Elzo a Juan Rubio, a vuelta de correo, con una segunda redacción de respuesta a FGC más corta 

 

Apreciado Juan.

Entiendo vuestro problema de espacio.

He reducido mi texto original al que te adjunto. En él verás que hay una
parte en bastardilla que, si aun fuera demasiado extenso mi texto reducido,
podéis suprimir.

Para cualquier duda estoy el resto del día en mi domicilio.

Cordialmente

Javier Elzo

 

5.                                                                                                                                                                                                        

 

Segunda carta acortada de Javier Elzo a FGC, enviada el mismo 13 de diciembre

 

 

A Fernando García de Cortázar

 

Apreciado Fernando:

 

Tu texto “La sal del infierno” de VN nº 2870, me ha apenado profundamente. Tu texto está inspirado en tu, legítima, ideología política. No tengo, obviamente, nada que decir al respecto. Pero sí, y mucho, a tu utilización de la fe cristiana para avalar tus opciones político - partidistas. Valga este párrafo de tu texto como botón de muestra. “El cumplimiento de la ley injusta llevó a Jesús a la cruz. Que nada empañe la energía con la que ahora, más que nunca, tenemos que defender, y defender como cristianos, la dignidad de las víctimas burladas. Que nada nos aparte de denunciar lo aberrante de las normas jurídicas que permiten que el crimen quede impune en alguna medida…”. Equiparas la “ley injusta que llevó a Jesús a la cruz” con la sentencia del TEDH, y a Jesús con las “víctimas burladas”.

 

Además, tu ideología, querido Fernando, te impide ver que además de las “víctimas burladas”, victimas del terrorismo de ETA, que han sentido el más que comprensible dolor de ver que sus victimarios salen de cárcel antes de lo que ellas esperaban, hay otras víctimas, también del terrorismo de ETA, sin olvidar a las de los GAL, Batallón Vasco-Español y las que murieron como consecuencia de las torturas de algunos miembros de la Guardia Civil. Entre estas “otras víctimas”, no pocas mantienen otras posturas, bien distintas. Por lo menos, tan respetables como las que tu denominas como “víctimas burladas”.

 

Te invito a visitar la Web de Deusto Forum, de tu Universidad de Deusto y seguir la sesión “Encuentros restaurativos en terrorismo”, del 10 de Octubre. Se presentó el libro “Los ojos del otro” (Sal Terrae, 2013) donde se relatan algunos encuentros entre asesinos de ETA y familiares de sus víctimas. El 7 de noviembre pasado se presentó la experiencia Glencreen, de encuentros entre víctimas de diferentes victimarios. Salí conmovido.

 

El día siguiente me trasladé a Zaragoza al Centro Pignatelli, que conoces bien, para cerrar con José María Tojeira, - que como sabes era el superior de los jesuitas en “El Salvador” cuando el poder militar asesinó  a Ellacuria, sus compañeros y dos acompañantes-  su habitual Seminario Internacional sobre la paz. Tojeira, en una sesión del año 1997 había desarrollado el principio de "Verdad, justicia, perdón" que después adoptó un grupo de expertos del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra en febrero del año 2009. Entre los asistentes al acto del Centro Pignatelli y al seminario posterior, había policías, militares (uno de ellos se entretuvo conmigo evocando al general Garrido, su compañero en la Academia Militar, asesinado por ETA y cuyo hijo participó en la experiencia Glencreen) algún miembro de la Inteligencia española, amén de sociólogos, psicólogos, filósofos, historiadores, personas interesadas en los DDHH, miembros de ordenes religiosas, laicos cristianos, etc., etc.

 

Hablé claro. Dije lo que pensaba y tuve una buena acogida. Volví a casa con la esperanza de que la convivencia era posible. Incluso, a medio y largo plazo, la reconciliación. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo tras leer tu texto. Créeme que también me apena decirlo.

 

Fraternalmente

Javier Elzo

 

Donostia San Sebastián 13 de noviembre de 2013

Catedrático Emérito de Sociología en la Universidad de Deusto

 

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  1. Ante el silencio de VIDA NUEVA y tras constatar que no publican mi carta de respuesta subo el tema a mi blog que titulo ”Con dolor me censuran en VIDA Nueva”

 

  1. Intercambio electrónico con el director de Vida Nueva

 

 

Buen dia. Como director de la revista "Vida Nueva" he de decir que SI ESTA PUBLICADA LA CARTA esta semana en el papel y que por un error cibernético, no se ha subido a la web, cosa que hacemos inmediatamente. La carta se ha publicado integramente como la envió en segunda instancia. Lamento no lo haya comprobado en el papel y lamento nuestro error al no subirla a la web. Un saludo. espero todo quede aclarado. Juan RUBIO. Director de Vida Nueva


El 13/12/2013, a las 13:10, "Javier Elzo" <javierelzo@telefonica.net> escribió:

 

Apreciado Juan, Apreciado Director.

 

Me alegró mucho poder subsanar, en la propia cabecera de mi blog, mi dolorosa sensación de censura ante la ausencia de noticias a mi texto de réplica al artículo de Fernando García de Cortázar “La sal del infierno”, réplica que, en efecto, se publicó en el número 2.874 de VN. Muchas gracias.

 

Al recibir hoy, vía Internet el número 2875, además de la recensión  a mi último libro, lo que le agradezco muy sinceramente, leo una legítima respuesta de Fernando García de Cortázar a mi texto arriba mentado. He redactado, a mi vez, una breve respuesta que, como digo en el texto, por lo que a mí concierne sería la última, dejando el cierre a García de Cortázar si lo estima oportuno escribirlo y Usted publicarlo.

 

Es posible, y lo entendería perfectamente, que Usted decida no publicar mi texto de hoy para no alargar excesivamente el tema y copar espacio a otros intervinientes que desearan opinar sobre otros temas. Pero le agradecería que me lo hiciera saber y, en todo caso, hiciera llegar a Fernando mi texto. 

 

 

 

8. Respondiendo a Javier Elzo

 

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR (MADRID) |

 

Comprendo tu desacuerdo con mi artículo La sal del infierno (VN, nº 2870). A estas alturas de nuestra vida, no sé cómo podías esperar que mi posición en este tema fuera distinta. Si se tratara de un asunto menor, no dudes de la facilidad con la que, sin llegar a darte la razón, refugiaría mi cortesía en el silencio. Pero cuando lo que tenemos ante nosotros es el espectáculo siniestro de una sociedad aterrorizada y la halitosis moral de quienes aún tratan de ocultar las responsabilidades mediante su “comprensiva” falsificación de esta tragedia, comprenderás que no me quede más opción que tomar una palabra que, quizás, se me ha dado como derecho, pero que siempre me he tomado como deber.

 

Temprano aparece en tu carta esa insaciable pérdida de perspectiva que tú, y otros como tú, habéis tratado de inculcar a cualquier mirada sobre el terrorismo. Indicas, en efecto, que es mi ideología política la que me ha llevado a escribir el texto que deploras. Pensar que la condena del terrorismo, sin matizaciones fraudulentas ni penumbras morales donde se negocia el valor de la vida humana, es el resultado de una ideología, manifiesta a la perfección la más radical de nuestras diferencias. Porque yo creo que es una simple y rotunda cuestión de principios. En ellos, y no en una enigmática, aunque al parecer “legítima ideología política”, se inspiran mis palabras.

 

No quiero pasar por alto el deliberado insulto con que tratas de oponer mis opiniones a mis creencias más profundas. A diferencia de otros, yo procuro que ambas guarden coherencia. Yo no soy un cristiano a media pensión, sino a jornada completa. Yo no tengo mi fe para salvarla de los problemas del mundo, sino para alimentar con ella mi condición de hombre libre y las obligaciones morales a las que tal condición me ha sentenciado.

 

Porque lo que hemos vivido, y aún vivimos en España, no ha sido un conflicto ideológico o un enfrentamiento armado entre compatriotas que pudiera exigir la reparación necesaria de una reconciliación. Estamos ante el puro y simple crimen organizado, bajo el cielo protector de una ideología nacionalista. No es mi condena y mis calificativos los que atentan contra la convivencia, sino esa búsqueda continua de atenuantes que acaban por convertir el crimen en una mera equivocación.

 

Por otro lado, no sé a qué reconciliación puedes referirte, cuando en ningún lugar civilizado se le ha ocurrido a nadie, con noción de la responsabilidad y sentido del ridículo, convocar a una obscena confraternización entre los terroristas y sus víctimas. No voy a discutir tu derecho a conmoverte ante encuentros de este tipo, pero permitirás que a mí también llegue a entristecerme el ultraje que se suma entonces al sacrificio de los muertos.

 

Porque, si algunos familiares llegaran a aceptarlo, nada les autorizaría a ellos, y mucho menos a ti, a adueñarse de la profunda, permanente e irrenunciable dignidad de esa dolorosa herencia.

 

En el nº 2.875 de Vida Nueva - See more at: http://www.vidanueva.es/2013/12/13/respuesta-a-javier-elzo-cartas-al-director/#more-110362

 

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9. Respondiendo a Fernando García de Cortázar al texto publicado en el nº 2845 de Vida Nueva

 

No quiero abusar de estas líneas que, por mi parte, serán las últimas en este intercambio con Fernando García de Cortázar.  Escribí en el número 2845 de VN que tu ideología te impide ver más allá de las victimas del terrorismo de ETA, las únicas que condenas pues parece que para ti son las únicas que existen. Por mi parte, la condena del terrorismo de ETA y de toda violencia injusta (GAL, BVE, torturas policiales), sin equidistancias, ni equiparaciones, ni diluciones, ni atenuantes, ha sido, es y será siempre total. Los Derechos Humanos no admiten ni acepción ni excepción de víctimas y victimarios. Desde el asesinato de Melitón Manzanas y así hasta casi 850 imputables a ETA, pero sin olvidar los malos tratos a Txema Auzmendi, SJ, en su paso por el cuartel de Madrid que debes conocer bien, o la tortura hasta la muerte a Arregi, o a Lasa y Zabala.

 

Yo apuesto por la reconciliación, en la justicia. Mejor si además hay perdón. El reciente fallecimiento de Nelson Mandela (aunque nunca hay dos situaciones iguales y el ejemplo de Mandela tampoco es único en la historia de la reconciliación humana), a mi al menos, me impele a ello. Más todavía, algún texto evangélico: por ejemplo Mt. 5-23-24, o Lc. 6/ 32-33. En fin, no he querido insultarte en absoluto. Si así lo has percibido te pido perdón. Fraternalmente

 

Donostia San Sebastián 13 de diciembre de 2013

Javier Elzo

 

10. El Director de Vida Nueva da por zanjada la publicación en Vida Nueva y me señala que enviara esta respuesta mía al propio FGC


Publicado por Juan para Javier Elzo a las 7 de diciembre de 2013 11:46

 

Respuesta del Director el mismo día 13

 

Gracias. Creí que zanjamos el tema. Se la mando yo

Enviado desde mi iPhone

 

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