domingo, 3 de noviembre de 2013

“13TV”, el Gran Wyoming y amigos catalanes


“13TV”, el Gran Wyoming y amigos catalanes



El sábado 2 de noviembre publiqué en mi columna habitual de “El Diario Vasco” el artículo titulado “13TV” y el Gran Wyoming. Esa noche mantuve un intercambio vía email con un amigo periodista. En mi artículo hago referencia a un texto de mis amigos catalanes titulado “13TV o la destrucción del diálogo”. En esta entrada pueden leer
 
1º. Mi artículo en DV (El Diario Vasco”), obviamente bajo pago

2º. El breve intercambio epistolar con mi amigo periodista

3º y lo mas importante, el texto completo, con sus firmas, de mis amigos catalanes
 

1º Mi artículo en DV : “13TV” y el Gran Wyoming

"Unos amigos catalanes me mandan un texto, que suscribo en su integridad, titulado “13TV o la destrucción del diálogo”. Entre otras cosas se puede leer esto: “La búsqueda de la audiencia a través de la confrontación, del insulto, de la violencia verbal, de la palabra hiriente y soez, no puede, en ningún caso justificarse, menos aún si se trata de una cadena que sostiene, en gran parte, la Conferencia Episcopal Española y que debería ser, por ello mismo, ejemplo de pacificación, de diálogo y de búsqueda de la convivencia armónica entre todos los ciudadanos. En la entrevista del Papa a la Civiltà Cattolica, afirma: “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad para curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles”.

Mirando los programas de TV de la noche del martes pasado leo este titular anunciando el del Gran Wyoming: “La religión va a ser el alfa y el omega de la educación”. Y en el explicativo, “lo que dicen los obispos ya no va a misa, va al Senado. Las palabras de Martínez Camino quejándose de la no obligatoriedad de la asignatura de religión en educación infantil y bachillerato han calado en el Gobierno. Dani ‘San’ Mateo explica cómo será el bachillerato si el PP sigue haciendo lo que le pide la Conferencia Episcopal”. Picado por la curiosidad veo el programa y, visionando después el video en Internet, anoto lo que sigue.


Ejemplo de una pregunta de examen. “Tienes un litro de agua. Conviértelo en un litro de vino”. Tras señalar que las raíces cuadradas son obra de Satán, como ejemplo de lo que serán los ejercicios en las nuevas matemáticas de los Obispos, nos muestran este: “Si Jesucristo sale del Mar Muerto caminado sobre las olas a una velocidad de 5 Km/h y David Meca sale del Maremagnum de Barcelona nadando a 10 Km/h, ¿en qué punto del Mediterráneo se encontrarán?”.

Se pregunta Dani Mateo cómo será la asignatura de economía si mandan los Obispos en la enseñanza. El Gran Wyoming le interrumpe para exclamar, “De eso podemos aprender mucho de los obispos. Son maestros del ahorro. La última vez que pagaron el IBI fue por el inmueble del portal de Belén”. 

Mis amigos catalanes, en el texto arriba señalado también escriben que “España no se merece esto. El diálogo –con pasión, convicción y sinceridad, pero con honestidad y argumentos- es una de las pocas esperanzas de construir un mundo más justo y pacífico”. Pero ese diálogo es imposible mientras sigan en pie las dos Españas que nos muestran “13TV” y el Gran Wyoming" (JE).

 2. Intercambio epistolar con un periodista

Un buen amigo periodista me escribe un email diciendo que “creo que a tu articulo le falta un dato importante: el programa de Wyoming, con más o menos acierto, es de humor; los informativos del canal de los obispos van en serio, y además dan la imagen de que la Iglesia es una cuadrilla de ultras”. Le contesto: “Si, pero un programa de humor contra el PP, los empresarios y la Iglesia. Nunca contra los de sus ideas, como fue "Vaya semanita" en ETB. Por eso Wyoming no es un mero programa de humor. Tiene tanta ideología como 13 Tv. Eso sí, disfrazada de humor”

3º El texto completo de mis amigos catalanes y quienes lo firman. Repito que con mi acuerdo total.

13TV o la destrucción del diálogo
El diálogo es la máxima expresión del encuentro humano, la más madura de sus manifestaciones y es el mecanismo para resolver las profundas diferencias y tensiones que tan a menudo surgen en la comunidad humana. La voluntad de pacificar es una exigencia que emana del Sermón de la montaña: “Bienaventurados los pacíficos porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9), y sintonía con una esperanza universal de todos los tiempos.

A lo largo de su magisterio pontificio, el Papa Francisco, ha hecho hincapié en el valor del diálogo como mecanismo de comprensión y de resolución de los problemas sociales y políticos que nos atenazan. A su juicio, el diálogo es el único camino para poder establecer puentes de pacificación entre colectivos alejados, entre pueblos separados por razones históricas. Frente al autoritarismo, frente a la intransigencia y a la coacción, el Obispo de Roma defiende el valor del diálogo.

            En el diálogo, el otro es considerado como un interlocutor válido. No es una persona a conquistar, ni un enemigo dialéctico a quien derrotar; es alguien que puede aportar ideas, un sujeto que contribuye, con su palabra, a esbozar el camino de pacificación. A su juicio, los graves problemas que sufre nuestra sociedad no se resuelven con la indiferencia egoísta, pero tampoco con la protesta violenta o la mentira. El diálogo es el antídoto a cualquier forma de violencia y el único modo de hallar soluciones a los problemas que afectan al conjunto de nuestra sociedad y el modo democrático de fortalecer la convivencia.

            En el diálogo, tal como lo concibe el Papa Francisco, el otro no es un sujeto pasivo, ni un receptáculo de mis ideas y opiniones; es un sujeto activo. Para acercarse al otro y reconocerle como un interlocutor válido, dotado de dignidad y merecedor de respeto, es fundamental superar los prejuicios y las precomprensiones negativas que se tienen del otro, pues sólo, de esta manera, se puede establecer un diálogo fluido entre ambos. Para dialogar, es necesario saber atender y comprender al otro en sus puntos de vista.

            En el discurso del Santo Padre Francisco a un grupo de visitantes japoneses, estudiantes y profesores de un colegio de enseñanza media, se pregunta: “¿Cuál es la actitud más profunda que debemos tener para dialogar y no pelear? La mansedumbre, la capacidad de encontrar a las personas, de encontrar las culturas, con paz; la capacidad de hacer preguntas inteligentes: «¿Por qué tú piensas así? ¿Por qué esta cultura hace así?». Escuchar a los demás y luego hablar. Primero escuchar, luego hablar. Todo esto es mansedumbre. Y si tú no piensas como yo —pero sabes… yo pienso de otra manera, tú no me convences—, somos igualmente amigos, yo escuché como piensas tú y tú escuchaste como pienso yo”.

Siguiendo las condiciones del diálogo que elabora Pablo VI en Ecclesiam suam, el Papa Francisco subraya la mansedumbre como condición necesaria para llevarlo a cabo. La mansedumbre, virtud capital, predispone a la escucha y al interés por el otro interlocutor, apacigua la reacción espontánea emocional y facilita el encuentro entre ambos interlocutores independientemente del grado de afinidad ideológica que tengan. La escucha es la condición de posibilidad del diálogo, del entendimiento y de la comprensión entre personas, culturas y religiones.

Los debates políticos y sociales que tienen lugar en determinados programas actuales se ubican a las antípodas de esta filosofía. El insulto, la descalificación personal, la utilización de la falacia y de la demagogia, la reiteración hasta el extremo de tópicos y de prejuicios, la mentira reiterada, la vejación y la humillación de colectivos enteros, la violencia verbal y la mala educación son las actitudes que reinan en estos programas –y, tristemente, contribuyen a su audiencia-.

Este tipo de programas no sólo escandalizan a cristianos, también a agnósticos y ateos, a ciudadanos de buena voluntad que se quedan perplejos frente a la intoxicación mediática que generan este tipo de productos audiovisuales. Generan indignación, activan emociones gravemente tóxicas en el cuerpo social y atizan la confrontación y la animadversión entre colectivos.

Es especialmente doloroso y difícilmente comprensible que algunos programas de ese tipo tengan acogida en los medios de comunicación cuya participación mayoritaria pertenece a la Conferencia Episcopal Española. Este hecho no puede dejarnos indiferentes. Como cristianos laicos, comprometidos activamente en la vida eclesial  y plenamente conscientes de la misión que tenemos en el mundo y en la Iglesia, consideramos que este tipo de programas entran colisión frontal con la voluntad de pacificar y de tender puentes que derivan de la ética del Evangelio y del talante y de los discursos del Papa Francisco. España no se merece esto. El diálogo –con pasión, convicción y sinceridad, pero con honestidad y argumentos- es una de las pocas esperanzas de construir un mundo más justo y pacífico.

La búsqueda de la audiencia a través de la confrontación, del insulto, de la violencia verbal, de la palabra hiriente y soez, no puede, en ningún caso justificarse, menos aún si se trata de una cadena que sostiene, en gran parte la Conferencia Episcopal Española y que debería ser, por ello mismo, ejemplo de pacificación, de diálogo y de búsqueda de la convivencia armónica entre todos los ciudadanos. En la entrevista del Papa a la Civiltà Cattolica, afirma: “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad para curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles”.

La libertad de opinión y de expresión es una condición sine qua non de la vida democrática y de las sociedades abiertas, también lo es de la práctica del diálogo, pero tal libertad no puede entrar en conflicto con virtudes esenciales para desarrollar esta noble actividad humana como la humildad, la mansedumbre, la afabilidad, la veracidad y la honestidad intelectual.

Ante esta situación nos sentimos consternados por el deterioro que sufre la credibilidad de la Iglesia ante nuestra sociedad por estos testimonios que son malos ejemplos de virtudes que como cristianos hemos de practicar. Por ello, desde nuestro profundo sentimiento de pertenencia eclesial consideramos que la Conferencia Episcopal Española debe indicar que se revisen los contenidos de algunos programas de 13TV para que ellos sean coherentes con el testimonio veraz y efectivo de la fe.

Josep Maria Carbonell, Presidente de la Fundació Joan Maragall

Josep Maria Cullell, Decano del Colegio de Auditores del Vaticano

Eugeni Gay, Ex Vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional

David Jou, Catedrático de Física de la Universidad Autónoma de Barcelona

Jordi López Camps, Exdirector General de Asuntos Religiosos de la Generalitat

Josep Miró i Ardèvol, Miembro del Pontificio Consejo de los Laicos

Francesc Torralba, Consultor del Pontificio Consejo de la Cultura

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