lunes, 23 de septiembre de 2013

La herida catalana


La herida catalana

(Una redacción bastante más breve de este texto publiqué en “El Diario Vasco” del sábado 21, con el título de “El Soberanismo en Catalunya”. Accesible solamente previo pago.)


Josep Piqué no es sospechoso de independentista catalán. Mas bien lo contrario, aunque tampoco sea un nacionalista español. Menos aún un “ultra”, asaltando la sede la universidad Blanquerna en Madrid. Recuérdese: ex ministro de Aznar, ex presidente del Partido Popular catalán, ex Presidente del Cercle d´Economia, ex Presidente de Vueling y ahora ensayista, dejándose querer para un cargo de alta responsabilidad en el mundo de los negocios, aunque ahora mismo deba reponerse de una leve hemorragia cerebral. Pues bien, en la presentación de su reciente libro “Cambio de era”, en Madrid este martes pasado declaro que “obtener una financiación más acorde con las necesidades de Catalunya ya no bastará para reconducir la deriva soberanista. Porque la independencia hace tiempo que dejó de ser una cuestión económica y está ya en el terreno de los sentimientos” (La Vanguardia 18/09/13). El jueves el libro no estaba en las librerías catalanas.

Este miércoles pasado estaba yo en Barcelona, presentando un libro mío (“Los cristianos, ¡en la sacristía o tras la pancarta?”, PPC 2013), bien arropado en la presentación por Jordi Pujol y Joseph Carbonell (Decano de Blanquerna) y con buenos amigos de la universidad, de la iglesia y de los medios de comunicación catalanes en la sala. Tanto que el jueves me entrevistaron en TV3 aunque, al final, casi tengo que emular a Paco Umbral pues, tras unas preguntas de cortesía sobre mi libro, me interrogaban sobre cómo veía la evolución en Catalunya desde que el año 2010 presentara mi estudio sobre “Los valores de los catalanes”. Defendí que la actual soberanía, que España ya comparte con la Unión Europea, debe también compartirla con las nacionalidades del Estado Español. O bien, seguir el impecable ejemplo británico con Escocia. También me preguntaron sobre la similitud de la situación catalana con la vasca. En el viaje a Barcelona leí el artículo de Ramon Zallo publicado el miércoles en DV con un título y un subtítulo que lo dicen todo: “Catalunya en ´on´, Euskadi en ´stand by´” con este subtítulo: “En Catalunya y en Euskadi hay mayorías holgadas soberanistas en sus parlamentos, como reflejo de unas mayorías sociales”. Pero la situación vasca no es equiparable con la catalana. No tienen que cargar con la mochila de ETA, por ejemplo. Lo dejo para otra ocasión

Varios amigos, no independentistas, me decían que hay una marea soberanista, cuya raíz está fuera de Catalunya. Últimamente contra el Presidente del Tribunal Constitucional Español. Pero, ¡qué cosas ha dicho este hombre!. Valgan estas perlas: “El verdadero problema, y creo saber de lo que hablo, es que, como consecuencia de errores del pasado, varias generaciones v de catalanes han sido ya educadas en el desprecio, expreso o tácito, hacia la cultura española y el Estatut es la primera manifestación política de ese desprecio”. Otra, “La única ideología capaz de seguir produciendo pesadillas es el nacionalismo”, Y esta otra, antológica como pocas: “el socialismo no podría sino ser fugaz, porque se basa en la fraternidad universal, una vaporosa presunción. El capitalismo es más lúcido, se asienta en el ego indestructible” (En La Vanguardia 18/09/13). ). ¿Cómo puede estar un hombre con estas ideas impartiendo justicia?.¿ O dando clases desde su cátedra?.

Vi efervescencia en Barcelona. Salía de una librería y me senté en un banco a descansar. Observé que tres policías municipales me miraban con cierta insistencia. Al levantarme uno de ellos me preguntó si no era yo la persona que había sido entrevistada esa mañana en “Els matins” de TV3. Al responderle afirmativamente entablé una conversación con los tres agentes. Me dieron a entender que estaban básicamente de acuerdo con lo que había dicho y uno de ellos fue mas allá al asegurarme que mis dudas sobre el resultado de un posible referendun o consulta (cuya validez y oportunidad defendí en la entrevista pero manifesté que, en mi opinión, no obtendría la mayoría en una pregunta clara sobre la independencia) era cuestión, como mucho, de una generación. Que los jóvenes  querían la independencia de Catalunya. Lo que es absolutamente cierto, como ya mostramos en nuestro estudio de los valores de los catalanes que arriba he mentado. Lo que no quiere decir, sin embargo, que los jóvenes de hoy piensen lo mismo cuando sean adultos. En todo caso, con la excepción de un taxista, todas las personas con las que conversé esos dos días en Barcelona me manifestaban su deseo de no depender de Madrid. Creo que era más el sentimiento de sentirse heridos y burlados (votaron que sí a un Estatut retocado en el Parlamento Español respecto del aprobado con cerca del 90 % de parlamentarios en el Parlament de Catalunya) y que el Tribunal Constitucional descafeinó totalmente pese a haber obtenido el refrendo del pueblo catalán, que el independentismo. Tiene razón Piqué cuando afirma que la independencia está ya en el terreno de los sentimientos. Sentimientos heridos. Y las sentencias del Tribunal Constitucional, impulsadas por el Partido Popular, constituyen el epicentro de la herida catalana.

Jordi Pujol, que nunca fue independentista, escribía el 17 de agosto en “La Vanguardia, y me lo confirmó el miércoles pasado, que “así las cosas, tiene toda la lógica y todo el sentido que haya habido y exista un gran incremento del sentimiento independentista”. Catalunya siempre ha sido catalanista y la han hecho secesionista, independentista. En el PSOE, ahora, apuestan por el federalismo. Demasiado tarde. Ellos mismos se cargaron a Pascal Maragall y no quisieron escuchar a Ernest Lluch. Y en Euskadi arrinconan a Jesús Eguiguren.

No hay comentarios:

Publicar un comentario