Más controlados y vigilados, y más inseguros
Una redacción más breve de estas líneas se publicó
el sábado 29 de Junio en El Diario Vasco, bajo el título de “¿Qué privacidad
nos queda?”. (Accesible solamente previo pago)
No hace muchos años dando
una conferencia en San Sebastián (creo que era en la meritoria asociación
Eresbil) me posicioné en contra de la acumulación de controles de todo tipo a
los que nos vemos sometidos los ciudadanos: video vigilancias por doquier, en
la calle y en los establecimientos públicos y privados, la estupidez histérica
que domina los accesos a los aviones y ahora también en la estación del Norte
en Donosti, (pero no en Vitoria, por ejemplo, vaya Usted a saber por qué), que
en Alsa te pidan el carnet de identidad si has sacado tu billete por Internet
para ir de Donosti a Bilbao (por cierto, ¿cuando la todopoderosa PESA va a
implantar la venta de billetes por Internet con selección de asientos), y
podría seguir con los ejemplos. Pues bien, una señora en la sala de
conferencias me dijo que ella agradecía que hubiera esas cámaras de video
vigilancia pues así andaba mas tranquila por la ciudad. Además, añadió, que
recientemente (en aquellas fechas) se había podido detener a un violador
gracias a una cámara de vigilancia. Obviamente, - creo recordar bien - recibió el aplauso de los asistentes a mi
conferencia.
Traigo este tema, una vez
más a esta columna, y sospecho que no será la última, por el revuelo que se ha
montado tras las revelaciones sobre el espionaje de la Agencia Nacional
de Seguridad de EE.UU, realizadas por el ex empleado de la CIA Edward Snowden.
Después, también por revelaciones del mismo Snowden, hemos sabido que la Sede de Comunicación del
Gobierno Británico había interceptado el tráfico internacional de llamadas de
teléfono e Internet a escala masiva. El Presidente Obama, ante las cuerdas por
este tema, máxime cuando criticó a su predecesor por implantarlo, afirmó que
“no se puede tener un 100% de seguridad y un 100% de privacidad. Hay que hacer
concesiones y estas pequeñas concesiones nos ayudan a prevenir ataques
terroristas”. ¡Vamos!, el mismo argumento que la señora que me interpeló en la
conferencia solo que a gran escala. Obama para proteger a su país del
terrorismo. La señora para protección
de los violadores.
Julian Assange, fundador y redactor jefe
de WikiLeaks publicó en medio mundo,
coincidiendo, en fechas, con las revelaciones de Snowden un artículo con este
titulo: "El avance de las tecnologías de la información anuncia el fin de
la vida privada". Razón no le faltaba cuando leemos esta misma semana (DV
25/06/13) que, según el abogado general del Tribunal de Justicia de UE, el
gigante Google no está obligado a borrar unos datos personales, incluso cuando
venían solicitados a través de la Agencia
Española de protección de datos. Assange y Snowden son productos de las
posibilidades del espionaje de nuestro tiempo tecnológico. Debe hacernos
reflexionar que EEUU y Gran Bretaña o Suecia (Assange) les persigan y Ecuador,
Venezuela y Rusia les protejan.
En todo caso, nuestra
sociedad occidental ha priorizado la seguridad y la información colectivas
(máxime si hay morbo por medio) sobre la privacidad y la libertad personal.
Para que, al final,
estemos cada vez más controlados, más vigilados, hayamos perdido libertad y
privacidad a raudales y, me temo, que también seguridad. Pero tenemos morbo
hasta en la sopa. Me pregunto cuantos de los que lean este texto habrán
retenido alguna información - que fuera relevante para el bien común- de todas
las que nos suministraron los medios de comunicación en las “revelaciones” de
WikiLeaks.
En todo caso la seguridad
es una de las cosas que más preocupan a nuestros conciudadanos. Tanto que en
Radio 5 de RNE a las 13,35, acaban de poner un nuevo programa que lleva por
titulo “arroba seguridad”, donde todos los días (supongo que los laborables
pero no estoy seguro) nos dan normas y consejos sobre cómo debemos comportarnos
(en Internet, en la conducción vial, en
la calle, etc…) para tener una vida lo más segura posible y, concretamente en
Internet, sin sorpresas desagradables. Que un programa así exista, justo antes
de las noticias de las 14,00 es un indicador de que, pese a tantos controles,
vigilancias, castigos y reprimendas, estamos más inseguros que nunca. Y con
miedo, por desconfianza en el vecino (no solamente en el extranjero) a quien
muchos ni conocen..
Me viene a la cabeza que
siendo crío, por un agujero de la puerta de mi domicilio, salía una cuerda con
la que, tirando de ella, la puerta de abría y cualquiera podía entrar en casa.
Ahora nos recomiendan que cerremos con la mejor cerradura del mundo nuestros
pisos, que dejemos alguna luz o la radio encendida para dar a entender que hay
alguien en casa. Nos lo hemos ganado a pulso.
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